lunes, 19 de noviembre de 2012

"No hay Límites"


Desde hoy no tengo motivos para no ser feliz. Me senté sobre una silla que, aparentemente, te ata al suelo para siempre, y sin embargo volé... El brillo de los ojos de esa gente no lo olvidó más. Las ganas de vivir que me contagiaron, mucho menos. Inmensamente gracias, ustedes hacen de todos los que podemos caminar y movernos libremente, mejores personas.


La luz de una mirada celeste me encandiló cuando llegué. Te olvidas de cualquier accesorio, si te miran de esa manera. Y aunque ese accesorio sea una silla de ruedas que te "imposibilita", detrás de esa mirada todo es posible.
A Luis el amor por el deporte, lo sostuvo y lo hizo ser quien es. Él no conoce otra vida, más que esta. La de las "imposibilidades". Una inyección mal puesta, a los 6 meses, marcó su destino. Eso sí. Él hizo de su destino algo maravilloso. 
A los 14 años empezó a jugar al básquet sobre sillas de ruedas, hasta hoy, que ya tiene 60 primaveras. Y nunca deja de sonreír.En realidad esta tarde son 9, y ninguno de ellos deja jamás de sonreír. Contagian felicidad. Podés notar cuanto aman lo que hacen. Cuanto aman la vida, a pesar de todo.
Luis me habla, como si fuera un amigo de toda la vida. Me cuenta sus deseos, como lo son el conseguir que el Gobierno destine un fondo para el deporte adaptado. O las ganas de conseguir un vehículo, para recorrer el interior de Tucumán, "trayendo gente para que este deporte, también los haga felices". Pero, además Luis  derrumbó algunos mitos:

- Contó, acerca de todas las cosas de las que ellos no se privan. Como por ejemplo ir a bailar. "No tenés idea de cómo se puede mover la silla de ruedas, una vez que lo aprendes a hacer" cuanta entre risas. 

- "Bajo ningún punto de vista es difícil conquistar a una dama, estando en una silla de ruedas. A mi esposa la conocí en la escuela de educación física. Yo estaba jugando, y ella miraba el partido".

- "No es un impedimento para socializar".

- Y terminó contando su gran verdad: "Haciendo deportes, ninguno tuvo ningún bajón. Por eso invito a la gente que se acerque. El deporte te saca todos los males que puedas tener".


Cuando estaba despidiéndome sentí el alma tan llena, que no vi venir la tremenda historia que me esperaba. En un costadito estaba Elio. Otro de los chicos que juega este deporte tan especial, y alguien que tiene tantas cosas para decir, tantas cosas para dar, que me dejó muda. La vida le dio un golpe muy bajo, siendo un joven de 24 años cuando un accidente con un ascensor le lesionó la médula, y lo condenó a no volver a caminar. Pero no lo condenó a ser infeliz. El tomó la alegría, y el positivismo como filosofía de vida, y hoy desparrama felicidad con su sonrisa.
"Durante mi internación en Buenos Aires, conocí chicos con lesiones más graves que la mia, que sólo movían la cabeza. Yo me superé gracias a eso y aprendí a valorar lo que tengo sano, mis brazos y mi mente", afirma.
"En los momentos de bajón, trato de ver el lado positivo. Esta situación no la puedo cambiar. En cambio cualquier otro problema que pueda tener, si". No estoy segura si Elio se da cuenta de que sus palabras pueden cambiar vidas. La naturalidad y la humildad que tienen me dice que no, que él simplemente está compartiendo sus ganas de vivir.
Ya nada puede sorprender en él. Es un ser muy especial. Cuando cuenta entre risas que a su primera novia, luego del accidente, la conquistó horas después de salir de 8 meses de internación. Impresionante, y una lección para la gente que no cree en si mismo.
Elio remarca que "no hay límites" cuando se trata de cumplir sueños y que lo que él "no puede manejar, trata de tomarlo positivamente. Algún día sueña con escribir un libro de su vida. Sin embargo a las enseñanzas de este chico, y las de sus compañeros, aunque nadie jamás las escriba, ya dejan huellas en todos aquellos que los conocen.


miércoles, 7 de noviembre de 2012

Para el Periodista Deportivo, en su día


Un periodista deportivo es: 

- Una persona que no conoce de fines de semana, y que recuerda vagamente lo que son reuniones con amigos y familia.

- Alguien que traicionó a su padre o a su abuelo, quiénes le enseñaron a amar los  colores de una camiseta. Él ahora ya no es hincha, o al menos, tiene el valor que hace falta para juzgar con objetividad al club que miraba de nene.  

- Es Usain Bolt, cuando intenta alcanzar desesperadamente a un deportista, del que necesita unas palabras, y que ya se está retirando del campo de juego.

- Es el "mejor amigo" de un deportista que tuvo una buena jornada. Y el "peor enemigo", de aquél que tuvo un mal desempeño.

- Un periodista deportivo, toma Actimel o algún yogur mágico todas las mañanas de laburo. Porque llueve, nieve, truene o bajo un sol de 40°, él tiene que estar al pie del cañón.

- Un periodista deportivo, es pasión y descaro todo en un mismo cuerpo. Al NO ya lo tiene, y no importa lo que cueste, va por un SI.






No importa si fue hace más de 60 años. Si fue una casualidad. Si ningún hecho histórico lo respalda. Esas benditas casualidades que hacen de un día común y corriente, una jornada especial, son siempre bienvenidas.
No es por los halagos. No es por el ego. Es porque en cada uno de los apretones de manos, en todos los abrazos, y en todas las sonrisas de ¡Feliz día!, se puede sentir un poquito de esa adrenalina y pasión, por la que elegimos ser Periodistas Deportivos.
Por eso y para todos, Feliz Día colegas. Que el amor por nuestra profesión, haga de nuestros trabajos, los mejores del mundo.